10/04/2019
En mi lonchera, mis principios

Por: Linda Lucana
El buen inicio del año escolar 2019, ha sido y es un trabajo intenso de planificación para nuestros gestores educativos[1], en busca del alineamiento a la normativa[2] y diseñando las bases para la implementación del Currículo Nacional. En la línea de este trabajo arduo de apertura escolar, inicié mi primer acercamiento a las instituciones educativas a monitorear el presente año, con expectativas y los principios aprendidos durante mi vida personal y profesional.
Siempre me maravillo y aprendo, de quién te abre sus puertas, ya sea por obligación o porque le hace sentido lo que vienes a aprender y compartir. Considero que los colegios al abrirte sus puertas no sólo te dicen pase, sino te invitan a conocer su mundo, su cultura y las diversas formas de cómo se relacionan los diferentes actores de su comunidad educativa; y en este proceso de implementación de las nuevas normativas pude ver sus rostros tensión, alegría, preocupación, y viendo insitu el principio de solidaridad a través del trabajo colaborativo cuando se enseñan y apoyan unos a otros, buscando la forma como estructurar su planificación y cumplir con el Ministerio y la Ugel.
El año escolar está en marcha, y aún falta mucho por cambiar en el sistema educativo y que el Estado vuelva la mirada hacia la vida de los colegios; sin embargo, sabemos que los seres humanos aprendemos de otros y con otros de manera cooperativa; por ello, es importante - aunque no esté establecido por la norma - que generen las condiciones para tener un espacio de trabajo colaborativo donde validen sus supuestos, y tengan a su vez un espacio de reflexión sobre el quehacer educativo y evaluar si realmente lo que vienen haciendo como gestores educativos les genera sentido y un compromiso real con la educación.
Todo profesional y especialmente aquellos que vinculados a educación, no podemos, ni debemos dejar de conectar el sentir con el pensar. Estamos llamados a crear, suscitar la pasión por el conocimiento y por la apuesta de la condición humana[3]. Además, debemos de llevar en nuestra lonchera, nuestros principios como alimento del día para nutrir la coherencia entre nuestros pensamientos y sentimientos.
Las acciones planificadas en búsqueda del alineamiento al Currículo Nacional, no sólo implican la transcripción de las competencias, capacidades y desempeños, sino debe invitarnos a reflexionar si estamos integrando capacitación y formación. En el aula específicamente, todavía nos cuesta entender que el necesario acto de enseñar involucra una actitud de aprender, y ser críticos de que lo entregamos a nuestros estudiantes, y no hablo de una excelente sesión o proyecto bien diseñado, sino del propósito moral[4] que proyectamos al momento de aprender con los estudiantes y entre pares. Tengo claro, que el propósito moral no solo se circunscribe al aula, sino va más allá, involucra a todos y todas las personas e instancias del aparato del Estado que diseñan y/o ejecutan los lineamientos y políticas para el acceso y calidad de la educación.
Cada vez estoy más convencida que en esta sociedad de la información, el docente es una de las piezas clave en la formación del estudiante, no solo para que se encamine en la búsqueda de la felicidad personal, y hacer que lo imposible sea posible para ellos, sino para que comprenda que es un ser histórico con principios, portador de sensibilidad, inteligencia y ética en búsqueda de la transformación social.
Estamos llamados a compartir nuestra lonchera, aprender y construir con el otro y seguir alimentando la pasión por enseñar y hacer de la escuela un lugar especial[5], un lugar de esperanza, un lugar de lucha, donde compartamos nuestra lonchera por un mundo mejor.
[1] Entiéndase por gestor educativo a los docentes, administrativos y directores.
[2] Resolución Ministerial N° 712-2018-MINEDU que aprueba la Norma Técnica denominada “Orientaciones para el desarrollo del año escolar 2019 en instituciones educativas y programas educativos de la Educación Básica”.
[3] Ver los aportes de Alejandro Cussianovich, “La Pedagogía de la ternura como componente estratégico del trabajo educativo” p. 106 - 143 en “Pedagogía de la ternura. Aprender la condición humana”, 2015, IFEJANT, Lima-Perú.
[4] Ver las reflexiones de Michael Fullan y Joanne Quinn, capítulo 2 “Focalizar la Dirección” en “Coherencia”. Los líderes deben entender su propio propósito moral y ser capaces de combinar valores personales, persistencia, inteligencia emocional y capacidad de recuperación. Esto es esencial porque su propósito moral se reflejará en todas sus decisiones y acciones.
[5] Ver Moacir Gadotti, “La Escuela y el Maestro Paulo Freire y la pasión de enseñar”, 2011, 2da edición, EIBA, Lima-Perú.